En el segmento cultural que hago los viernes al mediodía en el programa de Julio César Camacho, por la emisora ACTUALIDAD 1020 AM, comenté un libro en el cual se disculpaba a Gabriel García Márquez por su insólito enamoramiento con el déspota Fidel Castro.
Me sorprendió sobre todo que se intentara descalificar a intelectuales de jerarquía como Plinio Apuleyo Mendoza y Carlos Alberto Montaner. Por cierto este último me confesó que su novela favorita del Gabo era “El amor en los tiempos del cólera”. Lo mismo me ocurre a mí.
García Márquez, el Gabo, es uno de los grandes narradores del siglo XX. De su novela “Cien años de Soledad”, dijo el chileno Pablo Neruda, que era lo mejor que se había escrito en castellano, después del “Quijote” del irrepetible Cervantes.
Pero más me alarmó la lectura de una reseña de la vida y obra del Gabo, en las “Grandes Biografías”, de la Enciclopedia Océano. El autor se empeña en desconocer la larga pasantía de Gabriel García Márquez como periodista en Caracas. Experiencia que el propio escritor recoge en su gratísima obra “Cuando era feliz e indocumentado”. Incluso, el liquilique que se puso el ilustre colombiano para recibir el Premio Nobel en 1982, la enciclopedia se empeña en ocultar que ese atuendo se lo puso el Gabo en honor a Venezuela.
Pero lo más deplorable de la reseña, es que termina destacando como un “mérito” de García Márquez, su incomprensible complicidad con el dictador comunista cubano Fidel Castro.
Como hubiera dicho el inolvidable Oscar Yánez: “Asì son las cosas”.