Publicado el sábado 4 de agosto de 2018 en “El Nuevo Herald” de Miami:
Ricardo Brown es un periodista culto y perspicaz. Hace unos días lo escuché aseverar en su programa de la emisora 1040 AM de Miami, que Florida necesitaba políticos ilustrados. Tiene más razón que un santo este veterano de la información, porque esa es una necesidad para toda América, de Alaska a la Patagonia.
Si algo alimenta la perniciosa anti política en auge, además de la práctica de la política como espectáculo, es la falencia de los líderes y, entre ellas, el poco interés por instruirse.
La política contemporánea se ha convertido en show mediático, electoralismo compulsivo, competencia plutocrática (gana las posiciones el que más gasta, lo que favorece la ulterior corrupción), juego de astucia en sustitución de los valores y programas, esterilidad de las encuestas (se mide la opinión para que ver que quiere la gente y luego ofrecérselo, aunque no se pueda cumplir o el anhelo colectivo sea un disparate) y, para no seguir con esta letanía: improvisación (falta de estudio de los problemas y preparación para cubrir las exigencias del servicio público).
Ahora bien, para propender al rescate del prestigio y credibilidad de la política, los partidos y los políticos, es imperativo un cambio de conducta de los dirigentes, un compromiso con un nuevo modo de hacer política democrática, entendida esta como la concreción del amor al prójimo y la solidaridad social.
De tal manera que hay que actuar con sentido pedagógico y empeño programático. Para tales propósitos hay que prepararse, tener soluciones viables para los problemas sentidos de la gente; ser especialista en alguna disciplina de interés colectivo y tener una información general suficiente, como para saber con certeza a que experto consultar para cada materia.
Entonces hay que ilustrarse, porque como decían los latinos antiguos “nomo dat quo non habent” (nadie da lo que no tiene).
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