Publicado en El Nuevo Herald el día 25 de noviembre del 2016:
Unos veinte minutos de conversación, durante un vuelo internacional, me bastaron para confirmar algo en lo que Gerver Torres, Gustavo Tarre, Carlos Blanco y otros amigos comunes, me habían insistido: Ricardo Hausmann es un venezolano útil y competente, del cual todos podemos sentirnos orgullosos.
No necesité más de cuatro minutos de conversación, en 1997, en la casa de Gobernación de Maracaibo, con el comediante eterno Hugo Chávez Frìas, para percatarme de que este delirante sujeto sería nefasto para Venezuela y que, por añadidura, todos terminaríamos sintiéndonos abochornados de haberlo tenido como compatriota.
Venezuela tiene un elenco de economistas fulgurantes, Ricardo Hausmann es uno de los de máximo brillo. Como ministro de Planificación y directivo del Banco Central de Venezuela; Jefe de Economistas del Banco Interamericano de Desarrollo y ejecutivo del Banco Mundial; participante en investigaciones económicas para más de veinte países; y otros desempeños exitosos, Hausmann ha dejado huella como servidor público.
En la actualidad Ricardo Hausmann es Director del Centro para el Desarrollo y profesor de la Kennedy School of Government, ambos de la Universidad de Harvard. Pero no se trata de un académico apoltronado, sino de un inquieto criollo indagador de soluciones para la severísima crisis en la que el castrochavismo hundió a Venezuela.
Nicolàs Maduro, el jipato banderillero de Raúl Castro, perpetró groseras acusaciones y amenazas contra Hausmann, para ocultar la ruina total que sus mentores Castro, Chávez y él mismo, produjeron en un país de tantas posibilidades como Venezuela.
A Maduro ya no le creen ni sus cómplices. Después de su agresión a Hausmann, más de cien figuras de la economía mundial, entre otros el premio Nobel Joseph Stiglitz, además de todos sus alumnos en Harvard, levantaron su voz solidaria con nuestro economista, lujo del gentilicio venezolano.