La clamorosa victoria de la unidad democrática este 6 de diciembre en Venezuela, alumbra un amanecer de rescate de la Democracia, recuperación de la economía y, sobre todo, reconciliación entre los venezolanos.
Fueron derrotados Raúl Castro y sus mayordomos Nicolás Maduro y Diosdado Cabello y demás extremistas del oficialismo, pero también los nuestros que consideraban ingenua y entreguista la lucha pacífica y electoral.
Triunfaron la persistencia en la estrategia legalista, la unidad de la oposición mantenida en la MUD y la lejanía con las extravagancias políticas y las exageraciones conflictivas. Entramos entonces en la hora de la prudencia, de manejar la victoria con sabiduría y tiento, de no olvidar la enseñanza de Sun Tzu que aconseja no acorralar jamás al enemigo vencido.