Con respecto a Israel (y todo el que aparezca como aliado de los Estados Unidos), las agencias internacionales de noticias informan de un modo tendencioso, simplista y estereotipado.
Así, en un cable de la Agence France Presse publicado el jueves 15 de octubre del año en curso, a propósito de las violencias actuales en Jerusalén, esa empresa periodística nos dice:
“Las autoridades israelíes identificaron al agresor como un “terrorista” árabe, una fórmula que se utiliza para hacer referencia a los palestinos”.
¡Podría leerse mayor disparate!. Las autoridades de Israel, como cualquier otra entidad civilizada, llaman árabes a los árabes, palestinos a los palestinos, terroristas a los terroristas y terroristas palestinos a los terroristas palestinos.
Lo que se empeñan en solapar la agencias (AFP, AP, EFE, REUTER…) y muchos de sus diarios, emisoras y televisoras que son sus clientes, es que los caudillos y clérigos musulmanes de Gaza y Cisjordania provocaron de una manera artificial e irresponsable la actual violencia en Jerusalén. Qué Israel ha tenido que actuar en defensa de sus ciudadanos pacíficos.
Y le ocultan a los palestinos y al mundo que su enemigo no es realmente Israel, sino sus líderes árabes de Hamas, Fatah, Hezbola, Al Qaeda, ISIS, Irán, Arabia Saudita y todos sus supuestos “protectores”, por lo general guerreristas, corruptos y hasta terroristas por acción u omisión.
El día en que estalle la paz en el medio oriente, los judíos van a ser los mejores aliados de los palestinos para alcanzar el desarrollo armónico y global. La democracia israelí con su potencial científico y su vocación igualitaria, sería el mejor destino para los árabes tiranizados por Hamas y Fatah.
Desafortunadamente Israel, que en materia de funcionamiento institucional pluralista, avance científico y tecnológico, capacidad de defensa militar, seguridad social para sus ciudadanos árabes y judíos, ha demostrado mucho talento y competencia, en lo que atañe al diseño y ejecución de una política comunicacional eficiente, muestra una impericia desesperante.