El 7 de octubre de los corrientes, apareció en EL NUEVO HERALD de Miami un artículo bastante naifpero respetable, del inteligente periodista Jorge Ramos. El artículo de marras se llama PAZ PARA MIS AMIGOS y diserta sobre el proceso de paz colombiano.
En su escrito el periodista Ramos nos dice:
“Ya después que se entreguen las armas, que se seque la tinta del acuerdo y veamos a los guerrilleros meterse en el bajo mundo de la política, quizás se pueda explorar la idea de una comisión de la verdad”.
Y hablando de verdades, lo cierto es que la política NO es un bajo mundo, como proclama Ramos con desliz anti político, si no una actividad de servicio público, la más alta expresión de la caridad y el amor al prójimo, según los padres de la Iglesia.
Hay en verdad políticos de bajo mundo, populistas, ruidosos, autoritarios y corruptos, como no escasean los periodistas detestables, traidores a su compromiso con la verdad, la libertad de expresión y el respeto al público.
Compartimos eso si el deseo ferviente de Jorge Ramos de que se logre por fin la paz en Colombia, lo que parece posible, entre otras cosas y como reconoció Vargas Llosa, porque el gobierno de Uribe consiguió disminuir significativamente el poder de fuego y la credibilidad de la narco guerrilla de las FARC.
Ahora bien, está claro que en todo acuerdo tiene que haber concesiones, que el revanchismo es una calamidad, pero como el propio Vargas Llosa le dijo a Oppenheimer (*):
“Lo importante es exigir que ese proceso de paz de alguna manera mantenga un principio de justicia y no esté dispuesto a sacrificarla totalmente en aras de la coexistencia pacífica”.
Bueno TOCA la reconciliación para la convivencia en nuestra hermana Colombia. Pero ojalá que la veleidosa academia de Noruega no termine otorgándole el premio Nóbel de la Paz a los impresentables Timochenko y Raúl Castro -y en la cola al presidente Santos.
(*) La entrevista completa de Oppenheimer a Mario Vargas Llosa, se puede encontrar en EL NUEVO HERALD de Miami del 7 de octubre.