Oswaldo Alvarez Paz, un social cristiano valiente y talentoso, en un reciente artículo caracterizó a Hugo Chávez y sus hordas como “los bárbaros más caros de la historia”…
Venezuela ha tenido gobiernos nefastos. En el siglo XIX José Tadeo Monagas, Julián Castro y Francisco Linares Alcántara fueron una calamidad. Lo mismo se puede decir de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez en el XX. Pero el castrochavismo, encarnado en Chávez y Maduro, es la peor pesadilla vivida por Venezuela en lo que lleva de deambular republicano.
Tal constatación se me vino a la mente cuando leí las declaraciones del narcogorila Diosdado Cabello, rechazando la justa decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que obliga a los mandamases de Venezuela a regresar a Radio Caracas Televisión (RCTV), la señal que en mala hora y con saña le arrebataron.
El desplante de Cabello revela que el régimen castrochavista no respeta los tratados internacionales suscritos por Venezuela, y, que hay dos gobiernos en Venezuela, uno controlado totalmente por Cuba y cuyo agente es el desangelado Maduro; y otro controlado parcialmente por Cuba, y sobre todo por el narcotráfico enquistado en el Alto Mando Militar (Cartel de los Soles), en el cual il capo di tutti capi es el alevoso Cabello.