En su sobresaliente artículo del martes 1 de setiembre en EL NUEVO HERALD de Miami, el periodista Danilo Arbilla nos dice: “Lula regresa a la política activa y la militancia no para defender a Dilma sino para salvarse él”.
Luiz Inacio Lula Da Silva, al igual que Fidel y Raúl Castro, se aprovecharon de la vanidosa aspiración de liderazgo mundial del patético Hugo Chávez, para esquilmar a Venezuela.
En alianza con los Castro, Lula promovió la estrategia del Foro de Sao Paulo de usar las ventajas de la democracia para destruir la democracia y, además, como agente de las corporaciones brasileras cómplices de las fechorías del mensalao y Petrobras, él financió una abusiva estructura de poder.
Y cuando a Lula lo acusan de corrupción, astutamente responde que se trata de conspiraciones del oscuro capitalismo, cuando ya su obrerismo es una máscara, porque Lula es hoy un socio confiable de las peores expresiones del capitalismo salvaje.
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