Publicado en El Nuevo Herald el 20 de marzo del 2020. Leer en El Nuevo Herald.
Suelo tener discrepancias con mi amigo ex ministro boliviano Carlos Sánchez Berzaín, pero sin dejar reconocer su tenacidad y coraje. Ahora coincido con un reciente artículo suyo en que clama por la unidad de los sectores democráticos, en la faena contra las residuales narcodictaduras castrochavistas (Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela).
En Bolivia puede ocurrir una inaudita tragedia: que después del derrocamiento del tirano Evo Morales por el pueblo en la calle, su gente pueda ganar las elecciones por la desunión de las fuerzas de nuestros demócratas.
En Cuba la realidad reclama una convergencia más firme y fértil entre los que resisten la tiranía en la isla, con los desterrados comprometidos para regresar la libertad a la Perla de las antillas.
En Nicaragua el abuso de poder, corrupción e impericia de la pareja Ortega-Murillo, podría ser finalmente pulverizado por una oposición ganada para el encuentro y el trabajo conjunto.
En Venezuela el gobierno legítimo de Juan Guaidó, con el respaldo de más del 80% de los ciudadanos, más el apoyo de los más respetables gobiernos democráticos del planeta, solo logrará salir de la narcodictadura, si la unidad se expresa de un modo sólido, sereno y sinceramente sentido.
La lucha nos nos fatigamos de recordarlo, no es solo ni principalmente política, es en extremo cuesta arriba. Nos enfrentamos al comunismo cubano, las dictaduras de China, Rusia, Turquía e Irán, el neocomunismo de “Podemos” infiltrado en el gobierno español, la demagogia altanera del mexicano López Obrador, el resentimiento de la pendenciera Cristina Kirchner, el terrorismo musulmán, las FARC, ETA, ELN, las mafias de la minería ilegal y desde luego el narcotráfico internacional.
De tal manera que si evitamos esforzamos en dialogar entre nosotros, respetarnos, tolerarnos y emprender juntos el camino de la libertad, lo difícil se hará más complicado.
jalexisortiz@gmail.com @alexisortizb www.alexisortiz.com