Publicado en El Nuevo Herald el 14 de Noviembre del 2019. Leer en El Nuevo Herald.
Con desatino alguna agencia de prensa informó que la senadora Jeanine Añez, se autoproclamó como presidenta de Bolivia. La verdad es que ella asumió la función conforme al artículo 170 de la Constitución boliviana vigente, que prevée la emergencia cuando un presidente abandona el cargo, como ocurrió con Evo Morales.
La OEA reconoció a la presidenta Añez y como venezolano agradecido con él, celebro el cambio de actitud del secretario general Luis Almagro, con respecto al fraudulento Evo. En esa corporación los bolivianos pudieron contar con nuestro embajador Gustavo Tarre Briceño y con los de Brasil, Colombia y Estados Unidos.
Los defensores de la tropelía electoral del dictador Evo Morales fueron los impresentables Lula Da Silva, la pareja argentina Cristina y Alberto Fernández, el presidente y canciller mexicanos López Obrador y Ebrard, el déspota cubano Raúl Castro y su marioneta Díaz Canel, Nicolás Maduro y sus gendarmes Padrino y Cabello, Daniel Ortega y su hechicera Rosario, el mandamás ruso Putín y el corrupto errante Rafael Correa.
Hay que destacar la lucha cívica, pacífica, multitudinaria y contundente del pueblo boliviano para aventar a Evo Morales hacia la complicidad del gobierno mexicano y, es justicia, reconocer el empeño perseverante de los hombres de su diáspora: Eduardo Gamarra, Marco Justiniano, Branko Marinkovic, Carlos Sánchez Berzaín, Guido Añez, Mario Bruno, Eva Landau, Alvaro Iriarte, Jorge Ortiz…
Confiamos en que con la presidenta Jeanine Añez y demás líderes bolivianos, su jerarquía militar y policial, con patriótica unidad y respeto a la legalidad, sometan las turbas armadas cocaleras desatadas por el rencoroso Evo Morales para desestabilizar al país, se declare una amnistía general que libere a los presos políticos y regrese a los exiliados, haya elecciones libres y se encamine Bolivia hacia el futuro de libertad, paz y progreso que se merece.
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