Articulo publicado en El Nuevo Herald de Miami el día 19 de enero del 2019
Teodoro Petkoff, un socialista venezolano perspicaz, culto y pluralista, una vez afirmó que la izquierda tradicional era“borbónica”, porque como a la familia real franco-española, le costaba “olvidar y aprender”.
Entre esos personajes que no aprenden con el tiempo ni los fracasos, encontramos a los siniestros hermanos Castro (Cuba), los españoles Rodríguez Zapatero y Pablo Iglesias, el lujurioso obispo Lugo (Paraguay), García Linera (Bolivia), Daniel Ortega (Nicaragua), Chávez y Maduro (Venezuela), Che Guevara (Argentina), Lula Da Silva (Brasil), Mel Zelaya (Honduras), López Obrador (México), Marulanda Tirofijo (Colombia), Heinz Dieterich (Alemania), Ignacio Ramonet (Francia), José Mujica (Uruguay) y en cierta medida los norteamericanos Noam Chomski, Bernie Sanders y Michael Moore.
Pero hubo y hay socialistas inteligentes, comprometidos con la democracia política y la economía de libre competencia, verbigracia: el propio Petkoff, Olaf Palme (Suecia), Francois Mitterand (Francia), Felipe González (España), Willy Brandt (Alemania), Paz Zamora (Bolivia), Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ricardo Lagos (Chile), Cuauhtémoc Cárdenas (México), Sergio Ramírez (Nicaragua), Luis Almagro (Uruguay)…
Y entre los “borbónicos” aparecen dos marxistas residuales, resentidos y vergonzantes: Michelle Bachelet (Chile) y Gustavo Petro (Colombia).
La señora Bachelet como presidenta de Chile tuvo que “resignarse” a la democracia, para no dislocar el gobierno de concertación con los demócrata-cristianos. Cuando dejó la presidencia, fue presurosa a despedirse de Fidel Castro, como un obispo en retiro que busca la bendición papal. Y ahora, como comisionada de derechos humanos de la ONU, le vive “sacando el poto a la jeringa” a las tragedias de Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Y el demagogo Gustavo Petro, astuto gelatinoso, aliado político y económico de la bandidocracia castrochavista, viene de calificar al constitucional encargado de la presidencia de Venezuela, Juan Guaidó, de “presidente no elegido por nadie”. El descaro de Petro es incalificable: ¿Quién eligio a su compinche Maduro?
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