Gisela es nombre de origen germánico, su significado es flecha. Es obvio que armoniza con gacela, estela y sobre todo Venezuela, como nuestra Gisela Parra, que escogió el 17 de diciembre, igual que el libertador Bolìvar, para ausentarse de este valle de lágrimas.
Esta mujer, bella de cuerpo y alma, murió en el exilio, por resistir sin entrega al ultraje a la Democracia venezolana, perpetrado por la camarilla hermanos Castro de Cuba, Hugo Chávez, Diosdado Cabello, Nicolás Maduro y Vladimir Padrino de Venezuela, entre otros artífices de la canalla.
Que la gente linda de nuestro país muera antes de ver retoñar la convivencia democrática, es algo que nos tortura e indigna. Tal tragedia la han sufrido hermanos cubanos, como Celia Cruz, Huber Matos, Enrique Ros, Pepito Sánchez Boudy, Guillermo Cabrera Infante y tantos otros, en seis décadas de pesadilla castrocomunista.
Gisela Parra fue una abogada de solera. Luminosa, recia y serena, le tocó liderar briosamente a los jueces de Venezuela, cuando por nuestros pagos el Poder Judicial era respetable y autónomo. Y en su destierro de Florida, no dejó pasar un día sin luchar por el restablecimiento de la justicia, la paz y la libertad, conculcadas por Chávez y sus mesnadas.
El Señor se llevó a Gisela. ¡Qué brille para ella la luz perpetua!