Publicado en El Nuevo Herald el 16 de enero del 2020. Leer en El Nuevo Herald.
El destierro lacera y fastidia. En la recóndita Atenas lo consideraban castigo mayor. Claro, el expulsado de esa ciudad terminaba conviviendo con los bárbaros.
Pero el exilio regala sorpresas gratas. Me trajo a mi plácida Teresa y, también, amigos como Carlos Alberto Montaner, intelectual libertario y sobre todo un hombre bueno, “en el buen sentido de la palabra bueno”, como dijera de sí mismo el sevillano Antonio Machado.
Como Neruda Carlos Alberto puede confesar que ha vivido, pero no para la sumisión ideológica, sino para un compromiso continuo con la libertad. Joven atrevido, muy pronto conoció la cárcel y el amor. La persecución de Fidel Castro le llegó temprano, pero también su mujer la lindísima Linda.
Aventado de lo que llamó Pepito Sánchez Boudy la Cuba eterna, le tocó pasear huesos y talento por Miami (en dos etapas), Puerto Rico, la España de “charanga y pandereta” y la de la transición modélica y desde luego, recorrer la vasta tierra, la feliz y la amenazada.
Siempre como escritor, político, periodista, empresario, padre de familia y amigo, Montaner se aferra al lado correcto de la historia. El de la defensa de los derechos humanos y la sociedad abierta: libre para la convivencia, la producción y el consumo.
Sus correrías, sufrimientos, alegrías, amigos descubiertos, ensañamiento de la dictadura castrista contra él, heroísmo de los cubanos buenos, todo, lo podemos leer en su libro biográfico “SIN IR MAS LEJOS”, de reciente publicación.
La obra nos cuenta cosas perversas de la tiranía castrista, en la página 371, por ejemplo, el atropello a la poeta María Elena Cruz Valera, y en la 382 el saboteo comunista en Madrid al acto de creación de la Fundación Hispano Cubana.
Robo la inspiración lorquiana para decir de Montaner: Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, un cubano tan claro, tan rico de aventura…
jalexisortiz@gmail.com @alexisortizb www.alexisortiz.com