Publicado en El Nuevo Herald de Miami el 20 de Julio del 2019.
El académico español César Vidal explica lúcidamente que cuando los alemanes pulverizaron el Muro de Berlín, en 1989, no finalizó la pesadilla comunista en la tierra, sino que ese sistema oprobioso hizo una mutación.
En Latinoamérica la mutación se llama Socialismo del Siglo XXI, o sea, el fracasado comunismo del siglo XX, con un antifaz democrático. Pero claro está, como en ambos casos se trata de comunismo, el resultado del desempeño de sus gobiernos es el mismo: ruina política, económica y moral.
La plataforma para la estrategia de mutación del comunismo es el llamado Foro de Sao Paulo, creado en 1990, por iniciativa del déspota cubano Fidel Castro y su compinche brasilero Lula Da Silva. Y el formato a utilizar muy sencillo, olvidarse de la lucha armada que no les funcionó y aprovechar el escenario electoral para acabar con las democracias, desde dentro de las democracias.
Todo el plan sería teledirigido desde La Habana por Fidel Castro y financiado desde Caracas por los dólares petroleros aportados por Hugo Chávez. Pronto aparecieron presidentes electos dependientes del Foro de Sao Paulo: Lula y Dilma en Brasil, Chávez y Maduro en Venezuela, los Kirchner en Argentina, Tabare Vázquez y José Mujica en Uruguay, Evo Morales en Bolivia, la Bachelet en Chile, Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua, Lugo en Paraguay, Zelaya en Honduras, Funes en El Salvador, Humala en Perú…
El Socialismo del Siglo XXI se ha ido desmoronando en América Latina. Quedan los regímenes impresentables de Raúl Castro, Maduro, Ortega, Tabare y Evo, más las amenazas de López Obrador en México y posiblemente la Yulín en Puerto Rico.
Para el 25 de julio se anuncia una reunión del esperpéntico Foro de Sao Paulo en Caracas, el propósito es darle respiracion artificial al castrochavismo en su agonía.
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