Articulo publicado en El Nuevo Herald de Miami el día 26 de enero del 2019
Tengo un lejano recuerdo caraqueño de los tempranos años 60 del siglo pasado. Un capitoste comunista cubano, Carlos Rafael Rodríguez, estaba de visita en Venezuela y los desterrados por la dictadura de Castro le gritaban:
“Rodríguez intruso, lacayo de los rusos”.
Ahora otro comunista con ese apellido, Bruno Rodríguez, canciller de Cuba, le responde con descaro al presidente democrático de Colombia Iván Duque:
“Cuba jamás ha permitido ni permitirá que su territorio sea usado para la organización de actos terroristas contra ningún estado”.
¡Hay que ser caradura!: La Cuba de los despóticos hermanos Castro armó, entrenó y financió a terroristas como el Che Guevara, Tirofijo Marulanda, las FARC, el ELN y otros para imponer la subversión, en Argentina, Bolivia, Centroamérica, Colombia, España, Estados Unidos, Uruguay, Venezuela, Africa y Asia, entre otras regiones.
Ahora los asesinos del ELN colombiano apadrinado por Cuba, reconoció la autoría de un atentado en Bogotá que produjo 21 muertos y 68 heridos. El presidente Duque reclama la entrega de los mandamases del ELN refugiados en La Habana para ser juzgados en Colombia, por ese horrísono homicidio colectivo. Cuba se niega alegando un pacto secreto de impunidad entre los guerrilleros y el ex presidente colombiano Juan Manuel Santos.
Entre otros, el antiguo terrorista del M-19 (entrenado por los cubanos), Gustavo Petro, defienden con argumentos leguleyos la posición del gobierno cubano. Pero un acto de terrorismo salvaje como el perpetrado por el ELN no puede tener amparo diplomático. El presidente Duque fue muy claro:
“Lo ocurrido no es una diferencia ni la ruptura de un diálogo, sino un acto criminal violador de derechos humanos”.
Los venezolanos democráticos, hermanados por y para siempre con Colombia, reclamamos el cese de la diplomacia del descaro. Los colombianos tienen derecho a castigar severamente a los criminales del ELN. jalexisortiz@gmail.com @alexisortizb www.alexisortiz.com