Publicado el sábado 14 enero 2017 en “El Nuevo Herald” de Miami:
A través de su marioneta Nicolás Maduro, los gobiernos de Cuba e Irán designaron Vicepresidente de Venezuela, al narcoterrorista musulmán Tareck El Aissami; a ese asunto no nos vamos a referir porque ya lo hicieron con abundancia y tino, entre otros, el reportero Antonio María Delgado y el columnista Carlos Alberto Montaner.
La designación que interesa destacar es la del diputado Julio Borges, como nuevo presidente de la Asamblea Nacional venezolana. No se trata de un líder carismático, histriónico y verbalista, tan al gusto de la política como espectáculo y el populismo efervescente. Es eso sí, un operador político eficiente, recio y bregador, que durante la larga noche castrochavista, ha persistido en la búsqueda de una salida democrática, electoral y pacífica para la crisis severísima que constriñe al país.
Primero Justicia, el partido opositor hoy cuantitativamente más nutrido, fue fundado por Julio Borges, Capriles Radonski, Carlos Ocariz, Gerardo Blyde, Leopoldo López, Liliana Hernández, Ramón José Medina, Leopoldo Martínez (estos cinco últimos por distintos motivos con el tiempo se distanciaron del movimiento)…
En su discurrir como dirigente, Borges ha recibido constantes ataques políticos y agresiones físicas grotescas del castrochavismo. También ha sido objeto de descalificaciones por los “héroes” que desde las redes sociales, incendian de facilismo la solución de los problemas complejos.
Como otros dirigentes de la oposición democrática, Julio Borges ha cometido desatinos y malos cálculos. Pero es un despropósito negarle sus méritos como luchador perseverante. En este momento como presidente de la Asamblea Nacional, tiene una responsabilidad trascendente y nuestra obligación es darle un apoyo crítico para que no fracase.
Llamar al pueblo a la calle, declarar abandono del cargo por parte del quebrado Maduro y recordarle a las Fuerzas Armadas patrióticas su obligación de hacer respetar la Constitución Nacional, son tres acciones que iluminan de optimismo el inicio de la gestión de Julio Borges.