Publicado en El Nuevo Herald el 9 de setiembre del 2016:
Aristóbulo es nombre de origen hebreo, cuyo significado fue correcta recomendación, pero en Venezuela identifica a un político tornadizo, gelatinoso y relamido, que en el pasado fingió ser democrático y ahora se complace en el rol de esbirro, su apellido es Istùriz y es el vicepresidente del desangelado Maduro.
Recuerdo que agonizaba la década de los ochenta del siglo pasado, cuando Juanita, mi esposa para ese entonces, y yo, regresábamos de mi pueblo montañoso y caribe, Caripe, a donde habíamos ido a presentarle a mi familia a mi hija recién nacida, Gabriela.
Nos detuvimos en una gasolinera cercana a la población marinera de Mariguitar, para cambiarle los pañales a la niña y, de pronto, vi llegar un carro viejo con vidrios rotos, del cual se bajó el chofer, precisamente Aristóbulo Istùriz. Como éramos colegas diputados, me acerqué a saludarlo.
Cuando regresé Juanita me increpó:
-¿Qué hacías tu saludando a ese comunista?
-Caramba Juanita, comunista o no, hay que reconocer que él tiene mérito. Fíjate cómo anda en campaña en ese auto sin aire acondicionado con este calor endemoniado.
Ella, depositaria de la sabiduría de la raza guanche, me ripostó:
-No seas ingenuo. Déjalo que tenga poder para que veas cómo se va a aburguesar.
Hoy resulta que Juanita tenía más razón que un santo. Aquel Aristóbulo proletario, después de 17 años de obediente complicidad con el castrochavismo, se nos convirtió en un potentado con yates y carros de lujo, amante del boato y coleccionista de muchachas más necesitadas de dinero que de cariño.
Aristóbulo que fue adeco, del MEP, la Causa R y ahora capitoste del PSUV, dice que está dispuesto a morir por Maduro y Raúl Castro. Pero eso es una pose, ya nadie le cree. Lo que en verdad busca él es acomodarse a la nueva situación, ahora que naufraga la barca castrochavista.