Publicado en El Nuevo Herald el 12 de agosto 2016:
En los tempranos años ochenta del siglo pasado, sostuve discusión con un asistente de Tomàs Borge, ministro del Interior del gobierno sandinista, en el hotel Intercontinental de Managua.
Borge venìa de afirmar que la dignidad apareciò en Amèrica Latina con Fidel Castro, o sea que desconoció sin rubor la gesta de Bolìvar, Varela, Martì, Bello, San Martìn, Morazàn, Juàrez, Nariño, O`Higgins y hasta del propio Sandino. La consecuencia de mi discusión con el asistente fue que Borge, ese policía disfrazado de escritor, no me dio la entrevista que le había solicitado para un libro que escribì sobre Nicaragua, con mi amigo Angel Vivas.
Desde mediados del siglo XIX con el aventurero norteamericano William Walker, en las segundas y terceras décadas del 20 con el ejército de EEUU enfrentado por Augusto Cèsar Sandino; y a partir de 1936 con la opresiva dinastìa de los Somoza, que encontró su continuidad en 1979 con la ahora dinastìa de los Ortega-Murillo, Nicaragua ha vivido bajo el signo del martirio.
Esa tierra pròdiga, amable, de lagos, volcanes y ocèanos y sobre todo de poetas como los grandes Rubèn Darìo, Pablo Antonio Cuadra, Cardenal y Sergio Ramìrez, vive hoy el ultraje de un gobierno corrupto y nepòtico, acaparador de todos los poderes, obediente al castrochavismo, ensañado contra los derechos humanos.
El último zarpazo de la pareja presidencial (Daniel Ortega-Rosario Murillo), fue arrebatar 28 escaños de la oposiciòn democrática en la Asamblea (Poder Legislativo) nicaragüense. Se trata de un espantoso atropello que desenmascara para siempre a la dictadura sandinista y, sobre todo, reclama la solidaridad internacional para el rescate de la Democracia.
Màs temprano que tarde llegarà el dìa en que los hermanos nicas se libren por fin de los Walker-Somoza-Ortega. Confiamos en que la oposición democrática se una para alcanzar el objetivo de vivir en paz, progreso y libertad para esa joya de Centroamèrica que es Nicaragua.