Publicado en El Nuevo Herald el día 17 de junio de 2016:
La frase “estúpida pobreza” la acuñó el Benemérito de las Américas, Benito Juárez, indio zapoteca mexicano que pudo empinarse desde la miseria ancestral, hasta el máximo éxito profesional y la Presidencia de la República.
Juàrez alcanzò sus logros, gracias a un singular fervor religioso que no incluìa la veneraciòn de la pobreza, a su empeño en educarse y a una estricta disciplina personal y poco común apego a la legalidad.
Del mismo modo que la pobreza no es una bendición si no una calamidad, los gobernantes tienen que predicar con el ejemplo de la austeridad. Y los empresarios asumir su responsabilidad social para contribuir al rescate de los desfavorecidos.
El mandamiento mosaico de amor al prójimo, está en la sima y en la cima de una nueva manera de asumir el capitalismo, un modo solidario de apoyar con educación, empleo y salud a los trabajadores, para que sean capaces de controlar sus vidas, de no hundirse en la miseria o convertirse en limosneros del estado.
Es cierto que en la disputa histórica entre capitalismo y socialismo, el primero se ha mostrado màs capaz de crear riquezas y sacar gente de la pobreza, pero no es suficiente, son necesarios programas específicos y deliberados para garantizar la igualdad de oportunidades.
El libre comercio, la globalización, el protagonismo de la economía privada, son el signo airoso de los tiempos, pero no basta con la “magia” del mercado, es imperativo un Capitalismo Solidario, una renovada Economìa Social de Mercado, para desterrar para siempre del planeta la ilusiòn de los condenados de la tierra, con esas revoluciones que desembocan en tragedias històricas.
La fórmula “tanto mercado como sea posible y tanto estado como sea necesario”, es pertinente en estos tiempos, en que aún nos topamos con el fantasma jurásico del capitalismo salvaje.