Publicado en El Nuevo Herald el día 27 de mayo 2016:
En una maniobra para que Nicolás Maduro confunda y gane tiempo, desempolvaron el señuelo del diálogo en Venezuela, los ex presidentes Ernesto Samper (Colombia), Rodríguez Zapatero (España) y Leonel Fernández (República Dominicana- este último cayó en la irresponsabilidad de repetir el necio discurso de Maduro sobre la guerra económica).
Otros líderes con la mejor intención proponen un diálogo: los mandatarios Mauricio Macri (Argentina), Tabare Vàsquez (Uruguay), Barack Obama (Estados Unidos), el secretario general de la ONU y el de la OEA, el valiente Luis Almagro.
La verdad es que la oposición democrática venezolana ha insistido durante 17 años en la necesidad del diálogo. El gobierno Chávez-Maduro, asesorado por esos virtuosos del monólogo que son los Castro de Cuba, ha saboteado cualquier posibilidad de conversación conducente a acuerdos. Ya el sicofante Diosdado Cabello, vocero de Maduro y del narco generalato, respondió que ellos no dialogaban con nadie ni nunca.
Para que haya diálogo tiene que haber voluntad de entendimiento y comprensión de la necesidad de concesiones mutuas. Hay que reconocer que la tragedia del país es de tanto calado, que luce obligatorio sentarse a buscar una solución pacífica, constitucional y popular (es decir que el pueblo decida). Y el pueblo abrumadoramente, chavistas y opositores, ya decidió. Más del 80% de los ciudadanos quieren que Maduro se vaya y se logre una reconciliación entre los venezolanos para rescatar al país del naufragio neocomunista.
Entonces, no es el diálogo entre las cúpulas de gobierno y oposición el camino para superar la pesadilla actual. No, es darle la oportunidad al pueblo, a los electores, de decidir. Es la realización del REFERENDUM REVOCATORIO, vale decir la aplicación de la Constituciòn para ahorrarle a Venezuela la violencia que el castrochavismo promueve. Por eso de modo pacìfico pero contundente, los ciudadanos defienden en la calle ese referendo que aterra a Maduro y a su jefe Castro.