Esta nota no es para referirnos al conocido mensaje evangélico, sino para señalar el uso impropio de algunas palabras castellanas, en este escenario bilingüe que es Miami y el sur de la Florida.
En segmento cultural que hago todos los viernes al mediodìa, en el programa de Julio Cèsar Camacho por la emisora ACTUALIDAD 1020 AM, hemos insistido en contribuir a que se hable lo mejor posible la lengua de Cervantes, con el uso adecuado de los vocablos y significados que correspondan. Veamos por ahora siete ejemplos de incorrecciòn:
Si se siente orgullo, uno no debe decir que algo lo orgullece, sino que lo enorgullece.
En español no decimos endorsa sino endosa. Y no es propio decir “el partido endorsò (o endosò) mi candidatura”, sino en todo caso, apoyò, respaldò e incluso avalò, mi candidatura. Por lo general se endosan cheques.
Un proyecto, candidato, idea o propósito no es valuable sino valioso.
Los empleados de una instituciòn pública en el mundo hispano son funcionarios y no oficiales. Entre nosotros los oficiales suelen ser militares, policías o bomberos.
Accesar es una fea traducciòn literal del inglès. El verbo en nuestro idioma es acceder.
En castellano tenemos mando, mandato, mandado, mandarìn, mandatario, mandamàs, mandòn… pero no existe la palabra mandatorio. Lo correcto es usar la voz obligatorio.
Y en la lengua que estamos obligados a proteger para seguir entendièndonos en ella, màs de quinientos millones de personas, derogatorio no es sinónimo de peyorativo, denigrante o injurioso; para nosotros se trata de un concepto jurídico o constitucional, derogar es dejar sin efecto una ley o norma vigente.