“Vengo a enfrentar a Macri con todo”.
Nicolás Maduro en Quito.
Con ese tono virulento arrancó su participación en la reunión del CELAC en Quito, Ecuador, el extraviado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. La gratísima Gabriela Michetti, vicepresidenta de Argentina, se limitó a pedirle un poco de respeto al insolente monaguillo de Raúl Castro.
Los venezolanos nos llenamos de vergüenza por tener un mandatario incapaz de entender que no se puede agredir al presidente de un país hermano, como Argentina, con el cual además tenemos tradicionales relaciones provechosas.
Lo más triste de todo es que el patrón de Maduro, Raúl Castro, se cuidaría muchísimo de maltratar verbalmente a Mauricio Macri u otro gobernante democrático del continente. Los alevosos Castro usan al sumiso Maduro para el trabajo sucio de las ofensas y el pleito.
Solo los impresentables Evo Morales y Rafael Correa celebraron el dislate de Maduro. Hasta sus protectores Dilma Roussef y José Mujica marcaron distancia con sus bravatas de pugilista político. De la señora Kirchner no sabemos porque, al parecer, todavía no se recupera del trauma de la derrota.
Nuestro consuelo es que el presidente Macri sabe que Maduro no representa a los venezolanos.