Los latinoamericanos que amamos a Argentina y a la Democracia, estamos vívamente esperanzados por la cercanía del triunfo electoral de Mauricio Macri.
Tenemos razones insoslayables para eso:
Con Macri y su equipo se abre la posibilidad para Argentina de librarse del ruinoso populismo peronista, ahora encarnado en la mafia Kirchner, engreída, belicosa y corrupta.
Con Macri y su equipo podrán ser anulados los políticos acomodaticios y tornadizos, que como Scioli, sacrifican sus convicciones en el altar de las ambiciones electorales.
Con Macri y su equipo serán juzgados como corresponde los bandoleros políticos como De Vido, Boudou y Anibal Fernández, los monaguillos de Néstor y Cristina.
Con Macri y su equipo se impulsará un modelo de capitalismo solidario, afincado en la desestatización y la libre competencia, pero sin abandono de los sectores empobrecidos. Un modelo que ordene la economía y el gasto público y frene la corrupción. Y que además entienda que la mejor política social consiste en controlar la inflación, crear empleo e invertir en educación.
Con Macri y su equipo los grupos violentos como los piqueteros, dejarán de ser financiados por el gobierno.
Con Macri y su equipo tendrán que rendir cuenta de sus gastos, las señoras que con el camuflaje de la lucha por los derechos de los perseguidos, omiten explicar que hacen con el dinero que reciben del estado.
Con Macri y su equipo se practicará una política exterior moderna, armónica y moderada, promotora de inversiones y comprometida con la Carta Interamericana de Derechos Humanos.
Por eso le pedimos al Altísimo que ilumine a los argentinos, de centro, izquierda y derecha, para que no se pierda esta oportunidad preciosa de relanzamiento al progreso, a su nación tan querida por todos.