La política como show y la antipolítica como impostura de modernidad, se han impuesto de modo tan avasallador en las últimas décadas, que no es raro ver a aspirantes a cargos políticos (presidencias, gobernaciones, alcaldías, diputaciones, concejalías…) presentado como credencial principal el no ser políticos.
Algo tan contradictorio como aspirar a ser director técnico del Real Madrid, advirtiendo que no se es futbolista. Un ejemplo de político haciéndose autogoles o escupiendo para arriba, lo tenemos en una declaración del Alcalde de Miami-Dade, en contra del de la ciudad de Miami, en una polémica por la ubicación del estadio de balompié que promueve el estelar David Beckham. Veamos parte de la reseña periodística al respecto:
“No fue sorprendente para mi, porque conozco al alcalde Regalado. Sé que para él todo es política…Para él, es política, y él y su hija son políticos. Eso es lo que hacen”.