Alberto Muller es un periodista cubano riguroso y versado, un católico de compromiso con el amor al prójimo, un ex preso del comunismo que no cede ni se violenta en su lucha por la libertad de Cuba.
Vengo de leer su libro: “CHE GUEVARA, valgo más vivo que muerto”, y no vacilo en recomendarlo. Es un trabajo hecho con responsabilidad y con justicia para un personaje que como el Che, fue muy complejo.
Ese guerrillero argentino cubano fue un canalla implacable, un terrorista tricontinental, pero al propio tiempo un hombre comprometido hasta el martirio con su ideología, un orador de vena poética, habilidad para fabricar frases impactantes y venderse como héroe cervantino.
Tales señas de identidad contribuyen a explicar el éxito universal de la imagen del Che, junto claro está, a la propaganda del aparato internacional de propaganda socialista y, aunque parezca paradójico, el interés de la industria cultural del capitalismo de aprovechar esa figura de fotografía juvenil aventurera, para venderle franelas (remeras), gorras y banderines a una juventud rebelde pero desinformada.
“Valgo más vivo que muerto”, fue lo que le gritó el Che, para que no lo mataran, al soldado boliviano que lo capturó después de su tercera derrota como guerrillero (Salta-Argentina, Congo y Bolivia). Fue un momento de cobardía en un hombre que siempre quiso aparecer como un paladín sin miedo a la muerte.
En el libro Muller demuestra de modo contundente como los soviéticos y Fidel Castro, se asociaron para asegurarse de que el Che fracasara y muriera en Bolivia.