Rafael María Baralt, Juan Vicente González, Eduardo Blanco, Laureano Vallenilla Lanz, José Gil Fortoul, Carraciolo Parra Pérez, Vicente Lecuna, Juan Uslar, Antonio Arellano Moreno. Ramón Díaz Sánchez, Mario Briceño Iragorry, Mariano Picón Salas, J. M. Siso Martínez, Arturo Uslar Pietri, Guillermo Morón, Rafael Fernández Heres, Tomás Polanco Alcántara, Francisco Herrera Luque, Aquiles Nazoa, Pascual Venegas Filardo, Augusto Mijares, Ramón J. Velázquez, Germán Carrera Damas, Inés Quintero están entre los egregios estudiosos de nuestra historia republicana.
Y en la tarima de los más importantes, por prolífico, creativo y disciplinado intelectualmente, hay que colocar al contemporáneo Elías Pïno Iturrieta. De él vengo de leer “Nada sino un hombre”, un libro de obligatoria lectura para quien aspire a comprender el accidentado discurrir de los siglos venezolanos.
El personalismo de los caudillos por encima del entramado institucional, ha sido según el autor una distorsión clave que explica nuestras calamidades. Admiro profundamente al doctor Pino Iturrieta, creo como él y Carrera Damas que la figura del libertador Bolívar debe ser desacralizada, pero no al extremo de compararlo con Boves y Monteverde, las exageraciones son inconducentes, sobre todo si provienen de mentes tan lúcidas.