Cumaná, al principio de la punta este de Venezuela, fue la primera ciudad fundada por los conquistadores en la zona continental de América, en lo que el Almirante de la mar océano Cristóbal Colón llamó Tierra de Gracia. La ubicaron a orillas del río que le traspasó su nombre, para pasar a llamarse Manzanares, como el de Madrid.
Entre los frailes católicos que predicaron en la Cumaná de los primeros días, capital de la provincia de Nueva Andalucía, encontramos a los sabios y compasivos Pedro de Córdoba, Antonio de Montesinos y Bartolomé de las Casas.
Desde Cumaná irradió la evangelización hacia el resto de lo que unos siglos más tarde se conoció como la Capitanía General de Venezuela y más tarde República de esa denominación.
La posteridad reconoció a Cumaná como la cuna del más excelso de los guerreros de la independencia, Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, pero además como tierra de poetas y cantores populares, entre otros, Andrés Eloy Blanco, José Antonio Ramos Sucre, Cruz Salmerón Acosta, Tulio Ramón Badaraco y Jesús Torres Rivero.
Precisamente el queridísimo amigo Jesús Torres Rivero me acaba de enviar su último libro, esta vez en prosa, CINE PARAMOUNT. Se trata de una secuencia de crónicas y anécdotas cumanesas, escritas con la gracia, la enjundia y el oficio de los virtuosos del idioma castellano.
El ya desaparecido cine Paramount de la calle Miranda de Cumaná, fue un emblema de la ciudad en la primera mitad del siglo XX. En lo que fue su local, hoy funciona el Teatro Luis Mariano Rivera.