María Corina Machado es viviente modelo de las mejores prendas de la mujer venezolana: inteligente, de alta formación académica, responsable, constante, valiente, simpática y desde luego bella.
El narcogorila Diosdado Cabello es el encargado de ejecutar las canalladas que, desde La Habana, Raúl Castro le ordena a su dócil subalterno, Nicolás Maduro.
Por eso el narcogorila contrató a una malandra para fracturarle la nariz a María Corina en plena Cámara de Diputados; luego le arrebató la diputación para la que el pueblo la eligió por desbordada mayoría de votos; y ahora le impuso a un Contralor ilegal que inhabilitara a nuestra recia luchadora por la Democracia Civil, para ser candidata a la Asamblea Nacional.
Raúl y Fidel Castro y desde luego el monaguillo que ellos entrenaron, Nicolás Maduro, no creen en elecciones. Pero el nuevo formato del comunismo exige la careta electoral para impostar legitimidad democrática. Por eso promueven el ventajismo masivo, la represión, la división de los opositores y las inhabilitaciones de candidatos prestigiosos como María Corina.
Pero esta vez el santo se les puso de espaldas y en las elecciones parlamentarias de diciembre, las encuestas no permiten dudas, van a recibir una contundente derrota, que no podrán evitar con trucos, mañoserías ni castigos.
Mientras tanto María Corina Machado sigue briosa, en pié de lucha, porque como enseñó el maestro Prieto, quien es dirigente no necesita ser directivo de nada.